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FREPAP, el extraño del espejo

Publicado: 2020-01-27

El extraño no es aquel que aparece en la puerta de tu casa sin previo aviso, el extraño es muchas veces, aquel que se asoma a tu espejo.

FREPAP tiene “visibilidad” ahora porque tiene un número de curules en el congreso nada desdeñable y abarca titulares en los medios de mayor circulación en el país.

Se le ve a FREPAP como al extraño de la puerta, no como lo que es: el extraño del espejo de todos. La agrupación se maneja por dinámicas comunales inherentes a muchas colectividades de las periferias urbanas y de las poblaciones rurales: Esas dinámicas que delinean identidades colectivas son más bien desconocidas entre las clases medias y altas de este país, más anónimas. El discurso que une a aquellos, de otro lado, es el marcadamente religioso: La relación entre los miembros es jerárquica y las mujeres (una vez más) ocupan un lugar subordinado. Si las ezequielistas van a tener voz en el Parlamento, su voz será la de los varones correligionarios que administran en exclusiva, los dictámenes morales de toda su comunidad. Ellas no serán otra cosa que el muñeco del ventrílocuo.

Las agrupaciones más férreas en el Perú (hay que mirar detenidamente nuestro espejo) es el de los colectivos religiosos o de corte mesiánico o utópico, del tipo emerretista. La incursión de Sendero Luminoso en nuestro territorio es viva y lacerante prueba del poder de cohesión de dichos grupos. En un plano más “light”: Fuerza popular se arremolinó en un hombre y luego en una familia tótem: los Fujimori. Como bien aseveró hace un par de años, el politólogo Steve Levitsky: Fuerza popular constituye en el presente de este país (tal vez ya no) el único partido político con aura mística. La afirmación de Levitsky no era un laudo a los fujimoristas, era una admonición a los que aún creemos en la realidad y el horizonte de una cultura secular y decididamente ciudadana. El propio PPK encarnó en algún momento lo que podría decir es un mesianismo neoliberal: pero PPK era una divinidad menor y con pies de mucho barro. El neoliberlismo también hechiza a jóvenes incautos amantes del dinero rápido y promete futuros luminosos sin asidero en la realidad social con grandes porciones de la población descontenta, entre los más pobres y las clases medias.

Necesitamos partidos anclados en el presente, en la realidad social y psíquica factual, y con discursos promisorios discretos. En ello se basa la cultura secular saneada. Los discursos utópicos se desprenden más fácilmente de distintos mesianismos ya sean estos religiosos, históricos o materialistas y que calan, lamentablemente, más hondo y con mayor facilidad en las poblaciones desprevenidas.

Es muy pronto para saber el destino de la FREPAP, o el de la UPP. Ambos mesianismos son nuevos en el poder y tendrán que negociar como nunca lo han hecho dentro uno de los tres poderes gubernamentales del Perú. Veremos lo que el flujo del dinero hace allí. Desde la atalaya del desprecio de clase, el FREPAP puede ser visto con sorna por cierta burguesía pero si esa agrupación de origen campesino se va empoderando en este año y medio y va a tener mayor foro en el 2021, no es de sorprender que Pedros Olaecheas se acerquen a sus filas o Franciscos Tudelas se samaqueen (y mal) en un tabladillo, con la foto de Ezequiel Ataucasi como fondo, al ritmo que le toquen. El dinero hermana.

FREPAP es como dije, el extraño del espejo. El aura religiosa que dicta lineamientos cerrados no ha sido desconocida a cierta burguesía de este país. El Sodalicio y el Opus Dei han apoyado, con dinero e influencias, políticas conservadoras y alentado prácticas empresariales sin miramientos por el bien general. Se han infiltrado en ciertas universidades empresa replegando en la manera de lo posible, programas de las humanidades y de las ciencias sociales que ayudan a formar ciudadanos y librepensadores (los enemigos acérrimos de las comunidades integracionistas, sean que vengan de Puente Piedra, León de Huánuco o San Isidro).

Hay mucho que diseñar desde las canteras sofocadas del secularismo, donde me ubico. Tenemos un discurso más o menos organizado pero nos falta dirigirnos con mayor persuasión a nuestros destinatarios de varios sectores y territorios del país. Tenemos que bruñir ese espejo y empezar a reconocernos.


Escrito por

Enrique Bruce

Enrique Bruce Marticorena es escritor y enseña lengua y literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú, la UPC y la USIL


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